Poverellos de Dios

José y María llaman a tantas puertas,
portan humildes el calor de una Presencia.
En las entrañas una vida naciente
llena de gozo confiado la intemperie.
Vivieron la dichosa experiencia de peregrinar
con la sola certidumbre de Tu fidelidad.
Todo aquel que quiso acercarse en la noche al portal
encontró la carne humana hecha cuna y hogar.

Poverellos de Dios, peregrinos en Cristo,
vuestra carne es la casa de Dios.
Peregrinos en Cristo, poverellos de Dios,
hogar-presencia de Dios Amor.

Casa donde en la transparente desnudez
brilla el misterio del Amor entre los tres.
Casa donde en silencio de peregrinos,
permaneciendo, salen a los caminos.
Casa en que se puede tomar a Cristo en los brazos,
casa que a todos estrecha en su regazo.
Casa que te lanza a vivir Su simple y puro querer
donde lo insoñable es posible si te dejas hacer.

Poverellos de Dios, peregrinos en Cristo…

Casa en que velan por turnos el rebaño,
casa donde se acoge a todos sin descanso,
casa que hermana a pastores y magos,
casa en que los más fieros se hacen mansos.
Casa que siempre desborda la gracia divina,
que te penetra y te empapa con ternura infinita.
Dios en un Niño pequeño se deja arrullar,
y la inocencia perdida te vuelve a encontrar.

Poverellos de Dios, peregrinos en Cristo…